Buñuelos La abuelita Amanda es flaquita y pequeña, arrugada y de corazón tierno, comparte todo lo que tiene con la gente que quiere, su especialidad es la comida, le encanta cocinarle a los que quiere y a veces a los que no quiere tanto. Esta mañana salí de casa bien temprano, mami Mari puso una lata de malta en mi bolso y una arepa con queso envuelta en el papel aluminio que más tarde golpeaba la cabeza de alguien en mi salón. No me gustaba mucho la arepa con queso en el recreo, estaba fría y el queso parecía un chicle, ya en 4to grado le regalaba la arepa a los perritos de la casa de al lado del colegio (la de la bruja) y si no se la daba a Francisco. Francisco traía comida a veces sí y a veces no, se ha estado poniendo flaquito últimamente ¡Na’guará pero si él era gordito! Entonces, me quedo con la malta y me compro una empanada con la paca de billetes que me da mami…y pensar que en tercer grado con el mismo número de billetes me compraba tres tequeños y dos maltas. Todavía no entiendo muy bien porque ahora es así pero mami siempre le echa la culpa al presidente, yo también le echo la culpa “al burro” como dice mami, pero anoche me puse a pensar ¿Pero por qué tiene la culpa? ¿Solo porque lo dice mami? Como no encontré otra razón me quedé con la primera, papá gato siempre dice que voy a ser detective. La empanada estaba buena, tenía carne molida, después del recreo entramos a biología, la profesora nos habló de la cédula, yo siempre pensé que la cédula era una tarjetica pequeñita que tiene la foto de uno y la firma, jeje mi mami siempre dice que la gente sale fea en la foto de la cédula. Bueno, la cédula es en realidad la fuente de vida de todo lo que hay en la tierra, dijo la profesora y yo le creo. Ella dijo que es redonda aunque yo la veo cuadradita en la vida real, ella tiene adentro muchas cositas: un núcleo con muchos datos, luisosomas, mimperolas y algo muy bonito de color verde que se llama retículo endoplasmático, hay uno arrugado y uno liso, en fin, la cédula tiene todo, ella puede separarse en dos pedazos y así hacer más vida. Creo que nadie entendió la clase porque afuera me puse a hablarle de esto a Katherin y no entendió ni pio, igual con Marianita. Esperé a que llegara mami en su corolita para irnos, hoy tardó bastante y llegó toda sudada diciendo que se le dañó el aire acondicionado al carro, en el carro estaba Pinky, mi perro, parecía no importarle mucho lo del aire, sacaba la cabeza por la ventana y así agarraba brisa. En la radio hablaba el presidente de Venezuela, me acuerdo que dijo: nosequequé encontrar una aguja en un panal… -¡Ay qué hijo de puta tan bruto! –Gritó mi mami-- Nos reímos juntas, aunque sigo sin entender el chiste y luego mi mamá me dijo que no repitiera la palabra que dijo. En la casa almorzamos otra vez lo mismo, carne con arroz y ensalada ¡Que fastidio! Pasé la tarde haciendo tareas y dibujando una cédula que luego pinté con las acuarelas que me regaló papá gato y la pegué en la puerta y me dije “Mérida, tu puedes ser pintora además de detective” pero mami siempre me dijo que tenía que hacer algo mejor, ella quiere que yo sea doctora y que cure a mucha gente. Mami se fue otra vez a trabajar en la oficina y hacer diligencias ¡Que aburrido hacer diligencias! En vez de estar en casa jugando. Estaba viendo televisión, el chavo del ocho y de repente tocan el timbre, era mi abuelita Amanda, la mejor abuelita del mundo. Me abrazó y me dijo que me iba a preparar mi comida favorita, los buñuelos. Me mandó a lavarme las manos y fuimos derechito a la cocina, sacó unas yucas de una bolsa de plástico bien fea y las puso en agua caliente en la cocina, me dijo que ahora teníamos que esperar, seguí viendo la TV hasta que me llamó otra vez, partí un huevo encima de la yuca, boté la cascara y le echamos tres cucharadas de azúcar a la yuca, después Amanda y yo estripamos la yuca con un tenedor, pero eso cansa. Después abuelita y yo amasamos y mezclamos bien todo en un potesito. La abuela me mandó a ver televisión y al rato estaban listos los buñuelos, los puso a cocinar en una sartén con aceite. Les echó miel y canela encima a los buñuelos, les cuento que son los mejores del mundo, le quedaron buenísimos, bueno, nos quedaron buenísimos. Me comí 8 buñuelos, mi abuelita a penas 4, le guardamos unos a mami y a papá gato. Me serví un vaso de Choco listo y me senté en el mueble a ver televisión con mi abuela. -Abuela ¿Quiere que le ponga Globovisión? –Le pregunté—. -No hija tranquila, vamos a ver lo que estás viendo, es mucho más interesante que lo que pasan en las noticias. Me quedé mirándola y después puse una almohaba en sus piernas, me quede dormida, fueron los mejores buñuelos del mundo.
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